Primera parte

La difícil situación política que había sufrido su país que también había abatido a su maestro Sócrates, motivaron a este filósofo a escribir su famosa obra sobre cómo debería ser el gobierno de una república.

Este trabajo superó cualquier expectativa y fue desde entonces una referencia muy valiosa sobre temas políticos y educacionales.

Temas como que es lo que se considera justo e injusto, cuáles deberían ser las obligaciones de los gobernantes, la forma de administrar la justicia, la formación de los niños y jóvenes de esa ciudad, los modos de practicar el poder y la organización de la sociedad.

Como casi todas las obras de Platón, se trata de un diálogo entre Sócrates, Platón y sus seguidores.

La justicia es la verdadera protagonista de esta obra como expresión racional en su búsqueda de lo que es verdadero.

Platón concibe a un ciudadano virtuoso, sincero y racional con coraje para hacerle frente a la adversidad y para controlar sus impulsos; para poder de esta manera disfrutar de una vida placentera. De la misma manera piensa que debería ser un gobierno.

Los funcionarios deben ser hombres que cuenten con la sabiduría necesaria como para ejercer su mandato con justicia.

Para Platón es más importante el bienestar social que el individual y la vida del hombre se organizará entre sus obligaciones laborales y el goce del fruto de su trabajo.

Tanto los gobiernos como los encargados de defenderlos deberán llevar una vida muy austera sin derecho a posesiones para evitar privilegios y abusos.

Con respecto a las mujeres y los niños, Platón expone un pensamiento revolucionario para esa época: la igualdad entre hombres y mujeres con respecto al trabajo y a los hijos, liberándolas a ellas de su cuidado y proponiendo que esta tarea deberá ser responsabilidad de todos.

Platón establece una relación paralela entre la individualidad psicológica y cada una de las jerarquías sociales.

Tanto el individuo como el Estado deben tener las mismas virtudes: el equilibrio para los trabajadores, la fuerza para los que tienen a su cargo la defensa del gobierno y para los que lo ejercen, la sabiduría.

No habrá distinción de sexos para aprender y la habilidad de cada uno será la variable que lo ubicará en el lugar que le corresponda en la sociedad.

El Estado también tendrá el poder de intervenir en las relaciones sexuales, propiciando la procreación selectiva, para evitar que se engendre descendencia defectuosa.

Pero el rasgo esencial de la República de Platón es que sea principalmente justa.